Presentamos esta actividad artística e introspectiva a los jóvenes del Programa de Acogida, pensando en la necesidad de reflexionar y expresar a través del arte. Como son, con qué se identifican, que imagen proyectan a los demás, que cosas no comparten de su personalidad o no muestran de sí mismos. Desarrollando la creatividad y la imaginación, dando lugar a otras formas de expresar sentimientos, resituando sus vidas pasadas y ayudando a los jóvenes a seguir adelante.
Estos jóvenes construyen sus identidades en una sociedad de acogida muy diferente a la de origen, en la que sus referentes familiares están muy lejos o no están. Además, sus iguales tienen otras formas de relacionarse: valores, ocios, estructuras sociales. Muchos temas que los chicos a veces no saben cómo gestionar y que les cuesta mucho expresar.
Es por eso que nos parecía importante utilizar otro canal de comunicación.
Así, empezamos el taller:
Una caja de cartón y un montón de materiales: temperas, telas, pequeños objetos, revistas, cartulinas, ceras, rotuladores, plásticos, esponjillas, pinceles, pegamento, tijeras…
La premisa era la siguiente:
Por fuera de la caja íbamos a expresar que mostramos a los demás sobre nuestros gustos, aficiones y formas de ser. Por dentro, teníamos que situar lo que no compartimos habitualmente, lo que no sé ve de nosotros/as.
Los chavales y nosotras poco a poco fuimos haciendo nuestras cajas, eligiendo los materiales y transformándolos en algo que nos describía. Se creó un ambiente muy relajado y tranquilo, donde también pudimos disfrutar de la música, mientras realizábamos la actividad. Todos/as estábamos muy concentrados/as en la caja… y se pasó el tiempo volando.
Cuando dimos por finalizada la actividad, pusimos nuestras cajas encima de la mesa y fuimos una a una observándolas y tratamos de imaginar que había querido expresar el autor/a.
A continuación cada uno/a compartió lo que había querido expresar.
Hubo muchas referencias a sus países, al mar, a sus madres, a aficiones que dejaron atrás, a sus deseos. También reflejaron la imagen que quieren proyectar a los demás a través de su forma de vestir, pensar. Todos/as escuchábamos muy atentos/as.
Después Sara, Arte terapeuta y facilitadora de la actividad nos ayudó a “leer” mejor nuestras cajas, completando la información que había en ellas sobre nosotros/as mismos/as. Fijándose en los colores que habíamos elegido, como habíamos colocado los diferentes elementos, a que dábamos más importancia…
Uno de los chavales, quizá el más reservado, manifestó: “A mí me gusta más contar las cosas así de mí, es mejor. Me ha gustado mucho” “Quiero hacer más”.
Dos días después, cuando nos volvimos a ver, este chico, recordó el taller y comenzó a contarme muchas cosas de su infancia relacionándolas con los elementos de su caja.
Parece que el taller fue el detonante para que quisiera compartir más cosas.
Fue bonito compartir mi caja, mis pensamientos, aficiones, cosas que me preocupan, otras que me identifican y que no conocían de mí.
Conocernos nos hace estar más cerca.