Que la amabilidad sea parte de la normalidad

Según la OMS, la salud se define por la ausencia de afecciones y enfermedades. A la vista del contexto de pandemia en que vivimos, es probable que una vez que el virus remita, la salud, entendida como estado pleno de bienestar físico, mental y social empeore. De hecho, ya son visibles las secuelas que la Covid19 está provocando en la salud mental de la población infantil y juvenil. En nuestro trabajo con personas jóvenes, desde Ciudadanía Global, observamos un alarmante incremento de casos de ansiedad, y lo más llamativo, tal y como constatamos compartiendo y reflexionando junto a otras personas, familias y profesionales que (con)viven con este grupo, éstos se producen entre personas cada vez más jóvenes. Las causas que apuntan al contexto actual son amplias y diversas. Entre ellas, destacan la prolongada privación de encuentros con sus iguales debido a los sucesivos confinamientos, los estigmas sobre la juventud, las medidas para adaptar las actividades y requerimientos escolares, el excesivo uso de relaciones y encuentros virtuales, las exigencias por parte de la sociedad en general de obtener un determinado nivel de rendimiento.

 

Sabemos que la adolescencia es una etapa del desarrollo que, por sus características propias, resulta intensa y compleja para quienes la viven y conviven con ella. Teniendo en cuenta que aquellas personas que, en este periodo preciado y precioso de la vida, les ha tocado un contexto como el actual, las dificultades se intensifican. La “nueva normalidad” parece haber eclipsado sobremanera la anterior, quitando del foco aspectos tan fundamentales como los que refieren a las características propias de esta etapa del desarrollo con sus dificultades inherentes. De pronto, nos hemos visto en la obligación de asumir nuevos hábitos, costumbres y dinámicas de vida, adaptándonos bajo la urgencia y gravedad de la situación, sin tiempo para comprender lo importante, lo presente, sin recursos sociales ni personales suficientes y necesarios que amortigüen el impacto de la situación. Sin embargo, las dificultades para este grupo de población, que ya se manifestaban con anterioridad a la pandemia, no han cesado. Así pues, tenemos que señalar que nos enfrentamos a un contexto de sumatorio de conflictos y dificultades que algunas personas denominan “nueva normalidad”.

 

La crisis sanitaria se ha sumado a la social y a la económica, que ya venían golpeando con fuerza  entre la población joven. La percepción de falta de oportunidades para llevar a cabo un proyecto de vida y a la precariedad laboral, se suma una buena dosis de incertidumbre cuyos efectos varían notablemente si atendemos a otras dimensiones como la posición social, situación económica familiar, cultural, social, género.  Ante esta compleja realidad, desde Ciudadanía Global valoramos, con absoluta convicción, la necesidad de generar espacios que permitan compartir, intercambiar y acoger las experiencias, vivencias, pensamientos, reflexiones, emociones y percepciones de toda índole e intensidad para, como venimos diciendo, amortiguar los efectos que las diferentes crisis están produciendo en la salud y desarrollo de la población joven, con el objetivo de de cuidar cuidando nuestro presente más preciado, precioso y valioso. Hoy, para que mañana no sea tarde.

 

Desde nuestro proyecto no perdemos de vista los efectos de la “nueva normalidad”, seguimos dando todo por la prevención, queremos evitar que, bajo el pretexto de la “nueva normalidad”, se normalicen todos esos elementos que resultan perjudiciales y conflictivos para la vida personal de las personas jóvenes y la convivencia con sus iguales, sus familias y la comunidad en general. Cuidar cuidándonos, respetar respetando, querer queriéndonos, valorar valorándonos, sembrar esas semillas y ofrecerles un ambiente propicio para que crezcan, con el amor y la curiosidad intrínseca a la infancia y la juventud. Trabajamos por que “la nueva normalidad”, asuma lo que somos, es decir, tenga en cuenta la vieja y la nueva vulnerabilidad. Desde Ciudadanía Global con buena dosis de humildad, seguiremos esforzándonos, trabajando para que, a pesar de la adversidad, predomine la amabilidad frente a la hostilidad.