A lo largo de la jornada, hemos tenido tiempo para todo. Hemos disfrutado de una buena ruta de senderismo, atravesando caminos y rincones llenos de diversidad, hasta llegar al punto donde se han realizado diferentes dinámicas de presentación y juegos que nos han permitido conocernos, reconocernos, divertirnos mucho y cuidarnos más. Después de la comida y de disfrutar de algo de tiempo libre, la personas participantes tuvieron que asumir una serie de retos en forma de gymkana, cuyo objetivo final era recuperar la fuerza y el valor que la humanidad ha perdido. De forma inesperada, cada participante descubrió que la clave estaba más cerca de lo que pensaban, ya que aquello que tanto buscaban, se hallaba dentro de cada una/o de ellas/os. Esto nos conecta con el aforismo socrático “conócete a ti mismo/a” tan clásico como vigente. 

A lo largo de la jornada y a través de actividades con una metodología participativa, hemos ido trabajando y reflexionando en torno a la convivencia, la diversidad, las relaciones interculturales, los prejuicios, los estereotipos, la cultura, la solidaridad, el trabajo en equipo. Finalizamos la jornada escribiendo un mensaje sobre lo que nos llevamos de la misma en una enorme pelota de playa que, posteriormente, tenemos que sostener entre todas y todos para que no se caiga. Como la vida misma misma, todas las personas sumando y aportando su parte para sostener las condiciones que posibilitan una sana convivencia. 

Con las piernas cansadas, la mente cargada de reflexiones y el corazón lleno de emociones, realizamos el camino de vuelta por los senderos que parecen aún más bonitos que a la ida. No queda más que agradecer a este grupo de jóvenes por tanto. Estas personas jóvenes que solemos ver como el futuro, pero que nos recuerdan que son presente y que debemos de atender y cuidar hoy. Así pues, deseamos volveros a ver, en el futuro que queremos ser.